Tanto a nivel nacional como regional se registró un incremento en el número de fallecidos que se encontraban en la lista de espera del sistema de salud público entre los años 2021 y 2022. En la región de Antofagasta, la tendencia se traduce en 1.113 personas que perdieron la vida mientras aguardaban atención médica. La situación más preocupante se evidencia en el grupo de pacientes GES (Garantías Explícitas en Salud), quienes por ley tienen prioridad en la atención. Según datos de la Subsecretaría de Redes Asistenciales y atendiendo a lo informado por SoyAntofagasta, se registraron 64 decesos en esta categoría en 2022 en la Región de Antofagasta, en comparación con los 29 decesos en 2021, representando un alarmante aumento del 120,69%. En el caso de la lista de espera por atenciones no consideradas en el GES, la región experimentó 1.049 fallecimientos en 2022, siendo la cifra más alta en la Macrozona Norte. Este indicador, aunque experimentó una leve alza del 8,1% con respecto a 2021, sigue siendo motivo de gran preocupación. Del total de fallecimientos, 546 correspondieron a hombres y 503 a mujeres. El decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma, Luis Castillo, expresó su inquietud, destacando que ha habido un incremento significativo de los pacientes fallecidos que estaban en lista de espera. Además, señaló que un porcentaje no despreciable de estas muertes corresponde a prestaciones no atendidas o rechazadas, especialmente en enfermedades AUGE como cánceres. Castillo advierte que estas cifras podrían ser solo la punta del iceberg, sugiriendo que las estadísticas para el año 2023 podrían ser aún más preocupantes. En respuesta a esta situación, el director del Servicio de Salud de Antofagasta, el Dr. Francisco Grisolía, anunció que el Gobierno Regional financiará tres líneas de resolución de listas de espera durante 2024, abordando aspectos como la salud mental, atención oncológica y consultas generales y quirúrgicas. El objetivo es reducir los tiempos de espera y garantizar que sean razonables y proporcionales a la gravedad del cuadro.
Tanto a nivel nacional como regional se registró un incremento en el número de fallecidos que se encontraban en la lista de espera del sistema de salud público entre los años 2021 y 2022. En la región de Antofagasta, la tendencia se traduce en 1.113 personas que perdieron la vida mientras aguardaban atención médica. La situación más preocupante se evidencia en el grupo de pacientes GES (Garantías Explícitas en Salud), quienes por ley tienen prioridad en la atención. Según datos de la Subsecretaría de Redes Asistenciales y atendiendo a lo informado por SoyAntofagasta, se registraron 64 decesos en esta categoría en 2022 en la Región de Antofagasta, en comparación con los 29 decesos en 2021, representando un alarmante aumento del 120,69%. En el caso de la lista de espera por atenciones no consideradas en el GES, la región experimentó 1.049 fallecimientos en 2022, siendo la cifra más alta en la Macrozona Norte. Este indicador, aunque experimentó una leve alza del 8,1% con respecto a 2021, sigue siendo motivo de gran preocupación. Del total de fallecimientos, 546 correspondieron a hombres y 503 a mujeres. El decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma, Luis Castillo, expresó su inquietud, destacando que ha habido un incremento significativo de los pacientes fallecidos que estaban en lista de espera. Además, señaló que un porcentaje no despreciable de estas muertes corresponde a prestaciones no atendidas o rechazadas, especialmente en enfermedades AUGE como cánceres. Castillo advierte que estas cifras podrían ser solo la punta del iceberg, sugiriendo que las estadísticas para el año 2023 podrían ser aún más preocupantes. En respuesta a esta situación, el director del Servicio de Salud de Antofagasta, el Dr. Francisco Grisolía, anunció que el Gobierno Regional financiará tres líneas de resolución de listas de espera durante 2024, abordando aspectos como la salud mental, atención oncológica y consultas generales y quirúrgicas. El objetivo es reducir los tiempos de espera y garantizar que sean razonables y proporcionales a la gravedad del cuadro.