Durante el 37° Congreso Geológico Internacional, la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS) anunció la inclusión de Las Lavas de Hierro de El Laco, ubicadas en la región de Antofagasta, en su lista de los “Segundos 100 Sitios de Patrimonio Geológico”. Este reconocimiento destaca la importancia de lugares que son clave para entender la evolución del planeta. La propuesta fue presentada por el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), convirtiendo a El Laco en el cuarto geositio chileno reconocido por la IUGS. Los otros tres sitios chilenos previamente destacados son Torres del Paine, los Geysers de El Tatio y los Puquios del Salar de Llamara, todos reconocidos en un congreso similar en España en 2022. José Antonio Naranjo, geólogo de Sernageomin, destacó que el geositio se encuentra a más de 4.500 metros sobre el nivel del mar y es notable por su estado de conservación y singularidad. “Este sitio es un ejemplo único de erupciones de hierro, con estructuras superficiales que lo convierten en un lugar excepcional para el estudio geológico”, comentó. El Laco data del periodo Pleistoceno, con una antigüedad estimada de entre 2 y 3 millones de años. Naranjo explicó que en la zona se observa un segmento circular de 0,75 kilómetros de diámetro, asociado a un dique de lava magnetitítica, con dimensiones que varían entre 20 y 80 metros de ancho. A nivel global, los “Segundos 100 Sitios de Patrimonio Geológico” abarcan 53 países y abarcan nueve disciplinas de las ciencias geológicas, con la participación de más de 700 expertos de 80 naciones en su selección. Manuel Arenas, geólogo de la Unidad de Geopatrimonio de Sernageomin, subrayó la importancia de este reconocimiento, indicando que estos sitios son fundamentales para entender la historia geológica de la Tierra. Arenas también mencionó que el reconocimiento internacional no solo aumenta la visibilidad y el valor educativo de estos geositios, sino que es crucial para su preservación y puede fomentar su uso como recursos turísticos y académicos, incentivando la protección de estos lugares de alto valor científico.
Durante el 37° Congreso Geológico Internacional, la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS) anunció la inclusión de Las Lavas de Hierro de El Laco, ubicadas en la región de Antofagasta, en su lista de los “Segundos 100 Sitios de Patrimonio Geológico”. Este reconocimiento destaca la importancia de lugares que son clave para entender la evolución del planeta. La propuesta fue presentada por el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), convirtiendo a El Laco en el cuarto geositio chileno reconocido por la IUGS. Los otros tres sitios chilenos previamente destacados son Torres del Paine, los Geysers de El Tatio y los Puquios del Salar de Llamara, todos reconocidos en un congreso similar en España en 2022. José Antonio Naranjo, geólogo de Sernageomin, destacó que el geositio se encuentra a más de 4.500 metros sobre el nivel del mar y es notable por su estado de conservación y singularidad. “Este sitio es un ejemplo único de erupciones de hierro, con estructuras superficiales que lo convierten en un lugar excepcional para el estudio geológico”, comentó. El Laco data del periodo Pleistoceno, con una antigüedad estimada de entre 2 y 3 millones de años. Naranjo explicó que en la zona se observa un segmento circular de 0,75 kilómetros de diámetro, asociado a un dique de lava magnetitítica, con dimensiones que varían entre 20 y 80 metros de ancho. A nivel global, los “Segundos 100 Sitios de Patrimonio Geológico” abarcan 53 países y abarcan nueve disciplinas de las ciencias geológicas, con la participación de más de 700 expertos de 80 naciones en su selección. Manuel Arenas, geólogo de la Unidad de Geopatrimonio de Sernageomin, subrayó la importancia de este reconocimiento, indicando que estos sitios son fundamentales para entender la historia geológica de la Tierra. Arenas también mencionó que el reconocimiento internacional no solo aumenta la visibilidad y el valor educativo de estos geositios, sino que es crucial para su preservación y puede fomentar su uso como recursos turísticos y académicos, incentivando la protección de estos lugares de alto valor científico.