El Centro de Catástrofes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antofagasta (CIMCN) ha llevado a cabo un exhaustivo estudio para evaluar los riesgos de deslizamientos y aluviones en los campamentos ubicados en las zonas altas de la cordillera de la costa en la ciudad, ante la eventualidad de una catástrofe natural. Según informa el medio Timeline, este estudio fue motivado por la tragedia ocurrida en Valencia, España, a finales de octubre de 2024, cuando una tormenta de tipo DANA causó la muerte de más de 220 personas. El CIMCN destacó que las autoridades españolas actuaron de manera tardía ante esta emergencia, lo que motivó a los expertos a analizar las lecciones que se pueden aplicar a la realidad de Antofagasta. La investigación se centró especialmente en el campamento Aurora Esperanza, que fue seleccionado como caso piloto debido a que representa un asentamiento típico de las faldas de los cerros de la ciudad, caracterizado por su alta pendiente y sus condiciones de vulnerabilidad. Jorge Van Den Bosch Fernández, director del CIMCN, explicó que el campamento Aurora Esperanza fue elegido porque tiene una pendiente muy pronunciada, similar a la de otros campamentos en la región, lo que permitió extrapolar los resultados a otras áreas con características similares. Aunque los aluviones fueron identificados como una amenaza clara, los ingenieros también advirtieron sobre otros riesgos, como deslizamientos y corrimientos de tierra en áreas de alta pendiente. Según cuentan, los cálculos realizados por los expertos arrojaron un factor de seguridad menor a 1 en el campamento, lo que indica que el terreno presenta un alto riesgo de inestabilidad y posibles deslizamientos. Según los ingenieros, los suelos de la zona están en un estado crítico y podrían colapsar si se producen lluvias intensas que reduzcan la cohesión del suelo, o si se registran sismos fuertes. El análisis también reveló que el terreno ocupado por las viviendas en Aurora Esperanza ha sido modificado considerablemente, ya que más del 80% del área fue nivelada artificialmente para permitir la construcción de las casas. Sin embargo, las pendientes naturales del cerro, superiores a 17°, se mantienen en el resto del sector no intervenido. Frente a los riesgos identificados, los ingenieros del CIMCN hicieron un llamado a la población asentada en zonas de alto riesgo para que tomen conciencia de la gravedad de la situación. Entre las principales recomendaciones destaca la necesidad de elaborar planes de evacuación y asegurarse de que los residentes conozcan las rutas y lugares seguros a los que deben dirigirse en caso de emergencia. “Si esta operación de evacuación resultare exitosa, no deberían ocurrir víctimas, pues estarían a salvo en otros sitios. O sea el 50% del problema estaría mitigado; sin embargo, el otro 50 % de amenaza son “los sismos violentos”, los cuales no es posible advertir. De ahí la alta inconveniencia de habitar estas zonas de riesgo concreto”, comentaron. Además, se enfatizó que el factor sísmico no puede ser predicho, por lo que la mejor solución a largo plazo sería evitar la construcción en zonas de alto riesgo sísmico y en terrenos inestables. Aunque las autoridades podrían implementar soluciones como muros de contención para estabilizar los terrenos, estos serían costosamente caros y no resolverían por completo los problemas asociados con los deslizamientos de tierra. Fuente: Timeline
El Centro de Catástrofes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antofagasta (CIMCN) ha llevado a cabo un exhaustivo estudio para evaluar los riesgos de deslizamientos y aluviones en los campamentos ubicados en las zonas altas de la cordillera de la costa en la ciudad, ante la eventualidad de una catástrofe natural. Según informa el medio Timeline, este estudio fue motivado por la tragedia ocurrida en Valencia, España, a finales de octubre de 2024, cuando una tormenta de tipo DANA causó la muerte de más de 220 personas. El CIMCN destacó que las autoridades españolas actuaron de manera tardía ante esta emergencia, lo que motivó a los expertos a analizar las lecciones que se pueden aplicar a la realidad de Antofagasta. La investigación se centró especialmente en el campamento Aurora Esperanza, que fue seleccionado como caso piloto debido a que representa un asentamiento típico de las faldas de los cerros de la ciudad, caracterizado por su alta pendiente y sus condiciones de vulnerabilidad. Jorge Van Den Bosch Fernández, director del CIMCN, explicó que el campamento Aurora Esperanza fue elegido porque tiene una pendiente muy pronunciada, similar a la de otros campamentos en la región, lo que permitió extrapolar los resultados a otras áreas con características similares. Aunque los aluviones fueron identificados como una amenaza clara, los ingenieros también advirtieron sobre otros riesgos, como deslizamientos y corrimientos de tierra en áreas de alta pendiente. Según cuentan, los cálculos realizados por los expertos arrojaron un factor de seguridad menor a 1 en el campamento, lo que indica que el terreno presenta un alto riesgo de inestabilidad y posibles deslizamientos. Según los ingenieros, los suelos de la zona están en un estado crítico y podrían colapsar si se producen lluvias intensas que reduzcan la cohesión del suelo, o si se registran sismos fuertes. El análisis también reveló que el terreno ocupado por las viviendas en Aurora Esperanza ha sido modificado considerablemente, ya que más del 80% del área fue nivelada artificialmente para permitir la construcción de las casas. Sin embargo, las pendientes naturales del cerro, superiores a 17°, se mantienen en el resto del sector no intervenido. Frente a los riesgos identificados, los ingenieros del CIMCN hicieron un llamado a la población asentada en zonas de alto riesgo para que tomen conciencia de la gravedad de la situación. Entre las principales recomendaciones destaca la necesidad de elaborar planes de evacuación y asegurarse de que los residentes conozcan las rutas y lugares seguros a los que deben dirigirse en caso de emergencia. “Si esta operación de evacuación resultare exitosa, no deberían ocurrir víctimas, pues estarían a salvo en otros sitios. O sea el 50% del problema estaría mitigado; sin embargo, el otro 50 % de amenaza son “los sismos violentos”, los cuales no es posible advertir. De ahí la alta inconveniencia de habitar estas zonas de riesgo concreto”, comentaron. Además, se enfatizó que el factor sísmico no puede ser predicho, por lo que la mejor solución a largo plazo sería evitar la construcción en zonas de alto riesgo sísmico y en terrenos inestables. Aunque las autoridades podrían implementar soluciones como muros de contención para estabilizar los terrenos, estos serían costosamente caros y no resolverían por completo los problemas asociados con los deslizamientos de tierra. Fuente: Timeline